La próxima década determina nuestro futuro

Los ecosistemas: el epicentro de la restauración

Madrid / 4 de junio de 2021

Se nos agota el tiempo, no hay añadido. Según los expertos, los próximos diez años es el tiempo límite que tenemos para revertir la gran catástrofe a la que nos enfrentamos: el cambio climático. Una recuperación que se centra en los ecosistemas: cuidarlos para seguir vivos. Esta frase podría resumir lo que significa, ese conjunto de seres vivos y microorganismos en un espacio determinado. Los ecosistemas sustentan todas las formas de vida de la Tierra. Si un ecosistema enferma, enfermamos todos. Por ello, hoy Día Mundial del Medio Ambiente, reivindicamos la protección y restauración de los ecosistemas con el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030).
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En estos entornos, se producen una serie de relaciones entre las especies que habitan cada lugar, sean o no de la misma familia, y, también, con el medio donde viven. Sin estas interrelaciones las existencias de las diferentes formas de vida que hay en el planeta no existirían, es decir, una especie no puede vivir sin relacionarse con otra ni con su medio, por lo tanto, siempre tiene que haber un equilibrio.

Los seres humanos también formamos parte de los ecosistemas, pero en este caso, se perjudica a él mismo. “Es víctima y verdugo de la destrucción de los ecosistemas y pone en entredicho nuestra supervivencia en el planeta”, afirma Pilar Marcos, responsable de Biodiversidad en Greenpeace España. Según afirman diversos científicos, la velocidad con la que los humanos modifican la naturaleza, no permite a los ecosistemas que se recuperen en un tiempo óptimo. Esto significaría que un ecosistema demasiado explotado tarde en torno a un siglo para su recuperación total. Según una evaluación que realizaron científicos en un bosque de Navarra, España, éste sigue su proceso de recuperación desde hace 140 años por la actividad minera.
Cada vez más animales están en peligro de extinción
Cada vez, por ejemplo, más animales están en peligro de extinción. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, unas 5.200 especies de animales están a punto de desaparecer. Entre ellos, los peces son los que tienen un mayor porcentaje en riesgo de extinción: un 34%. Pero no es un problema sólo de los animales, “un millón de especies se encuentran al borde de la extinción, una cifra sin parangón en la historia de la humanidad”, sentencia Pilar Marcos. Si lo extrapolamos a la actualidad, la COVID-19 no es una excepción del deterioro de los ecosistemas. 
“Es solo la última de muchas enfermedades zoonóticas que han cruzado de animales a humanos, desde SARS a H1N1 (gripe porcina), de la gripe aviar al ébola. Las actuales dinámicas de destrucción de la naturaleza están detrás del salto de patógenos desde la fauna salvaje a los seres humanos, las conocidas como zoonosis”, explica Pilar Marcos.
El reloj de arena se consume: solo quedan 10 años
El Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030) “es un grito de guerra mundial para sanar nuestro planeta”. Tiene un objetivo claro: “prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todos los continentes y océanos”. Ante esta emergencia, el Decenio ha salido adelante a raíz de una propuesta de acción puesta en marcha por más de 70 países. Además, ofrecerá que toda persona que esté interesada en la restauración pueda acceder a proyectos, financiación y todo aquello que necesiten para que con su implicación se pueda llevar a cabo la restauración de los ecosistemas.
Uno de los grandes obstáculos a los que se enfrenta la restauración de los ecosistemas es la falta de financiación y las dificultades a la hora de acceder a los conocimientos. Por ello, se necesita que todos remen en el mismo sentido y actuar con una estrategia definida, capaz de revertir la situación. El Decenio requiere el apoyo de todos los sectores de la sociedad. Los Gobiernos tienen que apostar por unas actividades de restauración que de verdad sean útiles y eficaces, además de comprometerse y proporcionar los recursos financieros que se necesiten. 
Todos somos responsables de conservar los ecosistemas
Dentro del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) ha publicado una guía práctica para impulsar la restauración. En ella se describe diversos enfoques para restaurar ocho tipos de ecosistemas claves: bosques, tierras de cultivo, pastizales y sabanas, ríos y lagos, océanos y costas, pueblos y ciudades, turberas y montañas. Además, detalla tres medidas de restauración esenciales para que el planeta siga respirando: conseguir que todos se involucren, ponerse objetivos y medir el progreso y ayudar a la naturaleza que se ayude a sí misma.

Todos somos responsables de conservar los ecosistemas. Cualquier mínimo gesto cuenta, por ejemplo, impulsar una acción de limpieza de ecosistemas local, cambiar la dieta o dar más voz a la conservación y a restauración de los ecosistemas. Estos cambios pueden parecer insignificantes, pero si millones y millones de personas toman las mismas medidas, el cambio puede ser gigante. No sería una playa local limpia, pasarían a ser kilómetros y kilómetros de costa. No serían dos personas comiendo menos carne, sería reducir el 20% (según la FAO) de gases de efecto invernadero que produce la agricultura y la ganadería. Pequeños gestos que hacen que los ecosistemas se conserven mejor.

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