Estamos a tiempo

COP25

Madrid / 04 de diciembre de 2019

Inundaciones, tormentas, sequías, olas de calor… El impacto potencial del cambio climático es enorme, nos afecta a todos. Una amenaza emergente considerable para la salud pública. Hay pruebas y datos abrumadores que confirman que los humanos estamos acabando con nuestra propia especie. Sus repercusiones ya se están sintiendo: aumento del número de fallecidos por olas de calor, carencias alimentarias cada vez más palpables, enfermedades infecciosas sensibles al clima que se propagan… Esto es solo el principio, pero todavía podemos revertir parte de esta situación.
Departamento de Corporate Affairs
La lucha contra el cambio climático es el mayor reto del siglo XXI. La gravedad de sus efectos en la salud se hace cada vez más patente. Amenaza todos los aspectos de la sociedad en la que vivimos, y la demora constante en abordar la magnitud del problema aumenta los riesgos para la vida y la salud de las personas. Respirar con normalidad en periodos de alta contaminación en grandes ciudades, tener agua potable o acceso a una alimentación digna supone algo difícil de logar hoy en día para parte de la población mundial. La brecha entre lo que se debe hacer y lo que se está haciendo cada día es más profunda. Así lo advierte de nuevo la ONU, que alerta de que el tiempo para cumplir la meta más ambiciosa del Acuerdo de París que supone reducir la contaminación atmosférica, se está agotando.
Luchar contra el cambio climático es el mayor reto del siglo XXI. Sus efectos nocivos sobre la salud humana ya son visibles
Las actividades humanas desestabilizan el clima y además ocasionan problemas de salud de forma directa. La quema de combustibles fósiles y la emisión de gases de efecto invernadero son la principal causa del cambio climático y una de las mayores fuentes de contaminación del aire, provocando así un sinfín de problemas de salud. Según el último informe publicado por la OMS, la exposición a la contaminación del aire causa anualmente 7 millones de muertes en todo el mundo. Alcanzar los objetivos del Acuerdo de París permitiría salvar cerca de un millón de vidas al año en todo el mundo en 2050. Este informe busca lograr la reducción de los efectos nocivos del cambio climático en la salud. Intervenciones de eficacia demostrada en sistemas sanitarios o mejorar los sectores de abastecimiento de agua y alimentos son algunas de las acciones que se deben lleva a cabo. Lo cierto es que actualmente tan sólo el 3% de los recursos sanitarios se invierten en prevención, y el 0,5% de la financiación multilateral se destina específicamente a proyectos sanitarios.
El cambio climático supone una seria amenaza para el bienestar de las nuevas generaciones
Cambio climático y salud mental

El cambio climático puede afectar a la salud humana tanto directa como indirectamente según afirma la OMS. Una seria amenaza que compromete incluso al bienestar de las futuras generaciones. Si la humanidad continúa con las dinámicas actuales y no se cumple el objetivo de la OMS de limitar el calentamiento global a menos de 2°C, las generaciones venideras sufrirán en cada una de las etapas de su vida daños de salud irreversibles y duraderos. Efectos bien conocidos que percibimos como normales, pero que cada vez son más frecuentes. Cuando el calor es más intenso conciliar el sueño resulta tarea difícil, el estado de ánimo cambia, reduce comportamientos saludables como hacer ejercicio y acaba por aparecer la gran famosa ansiedad. Todo esto acaba provocando graves trastornos mentales. 

Según el informe publicado por la OMS, los impactos directos en la salud incluyen:

  • Efectos fisiológicos a consecuencia de la exposición a temperaturas más altas
  • Enfermedades respiratorias
  • Enfermedades cardiovasculares
  • Enfermedades mentales
  • Lesiones, diabetes, cáncer
  • Septicemia, obstrucción intestinal y fallo renal
  • Fallecimiento
El cambio climático además cuenta con efectos indirectos en la salud humana debido a los cambios ecológicos, como son la inseguridad alimentaria y de acceso a agua potable y la propagación de enfermedades infecciosas. Las respuestas de la sociedad al cambio climático también suponen un riesgo para su salud. Estas van desde el desplazamiento de la población y la reducción del acceso a los servicios sanitarios, hasta enfermedades mentales provocadas a raíz de eventos climáticos extremos. La pérdida cultural y, en muchos casos de identidad pueden llegar a durar toda la vida.


El cambio empieza en nosotros

Existen muchas políticas y opciones individuales que pueden contribuir a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y reportar importantes beneficios colaterales para la salud. En ese caso, tal y como afirma Pascale Delecluse, directora del Instituto Nacional de Ciencias del Universo del Centro Nacional para la Investigación Científica, “la primera medida que tenemos que tomar ha de ser individual y pedagógica. El cambio climático no es cuestión únicamente de multinacionales que contaminan. Es la calefacción, el transporte, cosas que conciernen a cada uno de nosotros. El clima no está a merced de la fatalidad, la humanidad tiene el poder de actuar bien o mal. Y ello nos da una responsabilidad nueva, no se trata de realizar profecías apocalípticas, sino de enfrentar una realidad que cambia”. El cambio empieza en cada uno de nosotros, aprovechando el tiempo que nos queda para pensar de forma global. Sólo la utilización de forma razonable de energía limpia, la reducción de nuestros residuos o el control del tráfico contaminante preservarán el planeta tal y como lo conocemos. Un mundo más sano aún es posible, empecemos el cambio.
Sólo la utilización de forma razonable de energía limpia, la reducción de nuestros residuos o el control del tráfico contaminante preservarán el planeta tal y como lo conocemos

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