La financiación global apuesta por el verde
En diciembre de 2019, la Comisión de la Unión Europea presentó el Pacto Verde Europeo, con el objetivo de convertirse en el primer bloque de países climáticamente neutros en el año 2050. El plan de inversión del Pacto Verde Europeo movilizará la inversión pública y ayudará a desbloquear fondos privados a través de instrumentos financieros de la UE, destacando el programa InvestEU, que podría destinar al menos 1 billón de euros a estas inversiones. El Pacto Verde de la UE, aunque tiene un ámbito de aplicación europeo, nos avisa del cambio sistémico que va a ocurrir.
Las grandes empresas de petróleo y gas están comenzando a atender la llamada de la Agencia Internacional de Energía (AIE) a invertir más capital en energías renovables. La compañía Saudi Aramco anunció recientemente una segunda ronda de recaudación de fondos de inversión de 500 millones para su filial Energy Ventures, que invierte en proyectos sostenibles como el almacenamiento de energía y la movilidad sostenible.
La compañía petrolera noruega Equinor se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y planea desarrollar importantes proyectos de energía eólica offshore en Estados Unidos. Por otra parte, la empresa Royal Dutch Shell también se está involucrando en el desarrollo de estos parques marinos.
Mientras tanto, varias de las grandes eléctricas del mundo, desde Iberdrola y Electricté de France hasta Orsted y Enel, también están ampliando el peso de las energías renovables en sus carteras.
La transición hacia tecnologías limpias debe ser liderada por un cambio en la forma en la que los gigantes de la energía asignan su capital. Su experiencia y sus capacidades técnicas, por no hablar de la infraestructura de la que disponen, suponen un enorme valor a la hora de desplegar soluciones verdes de forma rápida y rentable. Se requiere mucho capital para el desarrollo tecnológico y el escalamiento industrial de estas nuevas tecnologías, pero son estas grandes empresas las que mejor pueden asumir estos riesgos debido a su gran músculo financiero.
Por qué calificar las Inversiones Socialmente Responsables (ESG) - Riesgo y resiliencia
Se está produciendo un cambio en el mundo de la gestión de riesgos que finalmente está poniendo precio al cambio climático. Un consorcio internacional de actuarios encuestó a sus miembros, el resultado fue que el cambio climático fue considerado el mayor riesgo para 2019, superando otros riesgos como son el terrorismo y las amenazas cibernéticas. Resulta evidente que las compañías de seguros incorporarán estos riesgos en sus estructuras de primas y los costos de asumir esos riesgos continuarán aumentando mientras no se tomen acciones.
Swiss Re ha confirmado que la incertidumbre climática aumentará las primas de seguros y ha anunciado que ya no asegurará ni reasegurará a las empresas que obtienen ingresos significativos de ciertos combustibles fósiles.
Los mercados financieros mundiales están respondiendo a estas tendencias. La Iniciativa Sustainable Stock Exchanges (Bolsas de Valores Sostenibles), es un programa respaldado por las Naciones Unidas para promover la inversión responsable, esta iniciativa incluye a 94 bolsas de valores públicas como socios. Nos enorgullece decir que Siemens Gamesa aparece en el ranking de Gobierno Ambiental, Social y Corporativo (ESG, por sus siglas en inglés) que elabora la reconocida empresa financiera MSCI. Este ranking, que está diseñado para evaluar factores comunes en lo que respecta a las inversiones socialmente responsables y ayudar a los inversores institucionales a evaluar de manera más efectiva su rendimiento, así como a administrar, medir e informar sobre los preceptos de ESG, acaba de mejorar la calificación de Siemens Gamesa pasando ésta a ser "A”. Este es el último triunfo en el campo de la inversión sostenible para una empresa que además cuenta con una línea de crédito sindicado verde de 2.500 millones de euros y aparece en otros muchos rankings de prestigio.
La Inversión Socialmente Responsable está dando buenos resultados no solo a los accionistas, sino que también es clave para el éxito a largo plazo de una empresa. BlackRock es una de las últimas importantes instituciones financieras que ha anunciado un cambio en la forma de evaluar el impacto climático de sus inversiones, ya que innumerables pensiones, fondos de riqueza soberana y grandes dotaciones se están ahora deshaciendo de títulos relacionados con los combustibles fósiles y otras tecnologías contaminantes.
Otros servicios financieros, como las garantías bancarias, también se están vinculando a estos objetivos sostenibles. El mecanismo utilizado con más frecuencia se denomina "bonos verdes". En este caso, el cliente informa al banco de aquello a lo que se destinó el bono, por ejemplo, al suministro o a la construcción de cierta infraestructura que permitirá, la reducción de emisiones de CO2.
Por último, en el mercado de derivados también se han empezado a realizar transacciones en este sentido. Así, algunos bancos empiezan a vincular el precio de los futuros tipos de cambio a plazo contratados con sus clientes a los objetivos ESG del cliente.
Resolver nuestra actual crisis climática requerirá toda la creatividad, capital y coraje que podamos aportar colectivamente, en prácticamente todos los aspectos de nuestras vidas modernas. Es a través de la acción colectiva y el ingenio, que podemos hacer realidad lo que importa: crear energía limpia para las generaciones venideras.
