El apartheid climático

COP25

Madrid / 09 de diciembre de 2019

La sombra del cambio climático es alargada. Sus consecuencias devastadoras van mucho más allá de lo que puede parecer a simple vista. Y, quizá, la más cruel de todas es que afecta principalmente a los que menos tienen, que, a su vez, son los que menos contribuyen al calentamiento global.

Communication Specialist

Según un informe publicado recientemente por Naciones Unidos, en tan solo diez años, más de 120 millones de personas estarán abocadas a la pobreza como consecuencia directa de los efectos del cambio climático. Pongamos los números en perspectiva: esta cifra equivale al total de la población de Alemania y España.

Debido a las extremas temperaturas que se alcanzarán en algunas regiones del planeta, los más desfavorecidos tendrán que soportar desabastecimiento de alimentos, pérdida de ingresos y múltiples efectos negativos en su salud. Se calcula que el 75% de los costes del cambio climático recaerán sobre los países emergentes. Muchas personas, dice el informe, tendrán que elegir entre emigrar o morir de hambre.

Corremos el peligro de sufrir un ‘apartheid climático’ donde los ricos paguen para escapar del hambre, las olas de calor y los conflictos que se avecinan
Philip Alston

Relator especial de la ONU

Mientras tanto, los más ricos, que son responsables y se han beneficiado de la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero, tendrán mayor capacidad de adaptación y serán los mejor situados para hacer frente al cambio climático.

En concreto, el 10% de los ciudadanos más acomodados son responsables de la mitad de las emisiones de carbono, mientras que la mitad pobre del planeta -3,5 billones de personas- solo aporta el 10% del total. El panorama esdramático. 

“Corremos el peligro de sufrir un ‘apartheid climático’ donde los ricos paguen para escapar del hambre, las olas de calor y los conflictos que se avecinan”, advierte Philip Alston, relator especial de la ONU.

El tiempo se acaba y las voces no pueden llegar más alto. Vienen de todas partes: jóvenes, comunidad científica, activistas por los derechos humanos, medios de comunicación. Ahora solo hace falta que los líderes de todos los países reunidos en la Cop25 que se celebra estos días en Madrid las oigan. 


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