La perspectiva de género, ausente en la lucha contra el cambio climático

COP25

Madrid / 10 de diciembre de 2019

La toma de decisiones con perspectiva de género en la lucha contra el cambio climático es la gran olvidada en esta batalla en la que el mundo se juega su futuro. Así lo ha destacado el presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, en su discurso de apertura de la COP25, donde ha lamentado que “mujer y medioambiente son realidades olvidadas durante demasiado tiempo”.

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Las mujeres y las niñas son las grandes perjudicadas por el cambio climático en materia social, económica, de salud o seguridad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el cambio climático causará 250.000 muertes al año debido a la malaria, la diarrea, el estrés térmico y la desnutrición entre 2030 y 2050, siendo las mujeres y los niños los más vulnerables. La clave para revertir esta situación es elaborar políticas y programas que tengan en cuenta el género como factor social. En el informe Género, Cambio Climático y Salud, la OMS recoge que la vulnerabilidad de las mujeres y los hombres ante fenómenos meteorológicos extremos está determinada no sólo por la biología, sino también por las diferencias en sus funciones y responsabilidades sociales.

 

Por otra parte, debido a los roles sociales de género, las mujeres tienen menos posibilidades de acceder a la educación, ya que su trabajo consiste en el cuidado de la casa y los hijos. Este bajo nivel educativo provoca que mujeres y niñas no puedan acceder a un sistema de información sanitaria, no tengan acceso al mercado laboral y, por lo tanto, estén más expuestas a más riesgos para la salud relacionados con el embarazo y el parto, y tengan menos control sobre su vida personal. El informe de la OMS sobre Género, Cambio Climático y Salud afirma que esto se traduce en menos tiempo para contribuir a los procesos comunitarios de toma de decisiones, en particular, a lo que respecta al cambio climático y la reducción del riesgo de desastres.

Cada vez son más las familias monoparentales de mujeres que se ven obligadas a vivir en zonas marginales urbanas estando más expuestas a las catástrofes naturales
Las mujeres no solo sufren estas desigualdades en los entornos rurales. El informe de la OMS asegura que cada vez son más las familias monoparentales de mujeres en las zonas urbanas debido a la migración, los conflictos, el divorcio o el desempleo. Esto obliga a un número de mujeres cada vez mayor a vivir en zonas urbanas y periurbanas marginadas que suelen estar formadas por viviendas situadas en terrenos que entrañan riesgos medioambientales, como las laderas de las montañas o zonas de baja altitud.
En algunos países las mujeres deben llevar un tipo de ropa que reduce su movilidad e impide que tengan más facilidad para salvarse

 

 

Desplazamientos y violencia sexual

El cambio climático también está dando lugar a migración y desplazamientos temporales. La sequía en las zonas rurales que provocan la reducción del potencial agrícola o las inundaciones en las zonas tropicales hacen que la población busque otro lugar donde vivir. Según el Informe mundial sobre desastre, en términos generales se reconoce que las mujeres y las niñas corren un mayor riesgo de ser víctimas de violencia sexual, explotación sexual, malos tratos, trata y violencia doméstica durante estos periodos. Debido a esto, evitan en muchas ocasiones, el uso de refugios encontrándose en una situación de alta vulnerabilidad. En un informe de Bartlett de, 2008 se recoge que tras una catástrofe son muchas adolescentes las que informan de niveles altos de acoso y abuso sexual, y se quejan de falta de intimidad en los refugios de emergencias.

Las mujeres como agentes del cambio

La Convención Marco de las Naciones Unidas recoge que antes de proponer nuevas iniciativas de adaptación o mitigación del cambio climático se deben evaluar los beneficios para la salud y los factores medioambientales y económicos. El artículo 4f señala también la importancia de los aspectos sociales, incluida la igualdad de género. Hay que recordar que la correcta aplicación de esta Convención promoverá la agenda de desarrollo sostenible.

Actualmente, se está comenzando a dar importancia a la perspectiva de género en la legislación, mitigación y resiliencia de la emergencia del cambio climático. La integración de la mujer en la toma de decisiones hará comprender mejor el rol social de ellas en la actualidad y ofrecerá soluciones que ayuden a reducir la desigualdad.

Estas medidas de inclusión de la mujer no se refieren únicamente a los países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) indican que 150 de los 194 países que hay en el mundo tienen al menos una ley que discrimina legalmente a las mujeres. Por lo tanto, no se trata de un problema concreto de ciertos países, se trata de una situación mundial que afecta en mayor o menor medida a cada país pero que necesita una solución inmediata.

En definitiva, es necesario e imprescindible que la mujer esté involucrada en todo el proceso de decisión de medidas para paliar el cambio climático. Mujeres de todo el mundo esperan que la COP25 sea un paso de gigante para la inclusión de la perspectiva de género en esta problemática global, que consiga definir estrategias sostenibles que sirvan, además, para terminar con la desigualdad entre hombres y mujeres.

 


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