“Los ciudadanos quieren que su dinero tenga un impacto positivo en un futuro mejor”

Nick Robins, profesor en prácticas de Finanzas Sostenibles
Londres / 28 de mayo de 2020

Las empresas de diferentes sectores, desde las finanzas a las renovables, deben jugar un papel clave para orquestar una respuesta común a la emergencia climática y otros desafíos sociales. En consecuencia, conseguir una intensa colaboración entre las industrias de todo el mundo, junto con una reasignación del capital sin precedentes, es ahora más importante que nunca.
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Para conseguirlo, cada vez se presta más atención a la forma de establecer un sistema financiero sostenible, que permita crear una economía resiliente y neutra en emisiones. Los inversores, los bancos centrales, los reguladores y las autoridades de todo el mundo están intensificando sus esfuerzos para asignar los fondos disponibles para respaldar la acción climática y el desarrollo sostenible. Tal como refleja la estrategia de Siemens Gamesa, el éxito comercial puede ir de la mano del desarrollo sostenible. Así, cada área de nuestro negocio, incluida la financiera, persigue promover la sostenibilidad y la financiación obedece a criterios medioambientales, sociales y de gobernanza empresarial (ESG, por sus siglas en inglés). 

Con el fin de conocer la opinión de un experto en la materia, entrevistamos a Nick Robins, profesor en prácticas de Finanzas Sostenibles en el Instituto de Análisis Grantham de la London School of Economics. Su trabajo se centra en la forma de movilizar las finanzas para una transición justa, en el papel de los bancos centrales y los reguladores en el desarrollo sostenible y en cómo puede el sistema financiero sostener la restauración de la naturaleza.
"Hay que dejar atrás el cortoplacismo del mercado"
P: Nick ¿cómo ayudan los cambios del sistema financiero en la lucha contra el cambio climático?

R: Una próspera economía neutra en emisiones tenderá a ser más intensiva en capital y a poner más atención en inversiones en tecnologías limpias, para reducirla en los costes operativos, como el uso de energía y el consumo de recursos. Por eso, a la vez que es necesario reformar políticas clave en la economía real, principalmente en relación con la energía, el transporte, la industria y el uso del terreno, también debemos estar seguros de que la arquitectura financiera del planeta está totalmente alineada con el Acuerdo de París. De hecho, uno de sus objetivos busca conseguir esto (Artículo 2.i.c).
No hay duda de que contamos con el capital necesario: hay más de 350 billones de dólares en activos en todo el mundo, por lo que ahora corresponde garantizar que los factores climáticos se tienen en cuenta en las decisiones de inversión. Esto implica dejar atrás el cortoplacismo del mercado, valorar correctamente los riesgos climáticos y aumentar la innovación en finanzas sostenibles (con productos como los bonos verdes). Además, también implica responder a la creciente demanda de que los factores ESG se incorporen en los ahorros y las pensiones de la sociedad.

P: ¿Qué medidas adoptan los bancos centrales y los reguladores financieros?

R: Como guardianes del sistema financiero, los bancos centrales son decisivos para superar la amenaza sistémica que plantean la crisis climática y una mayor degradación medioambiental. Un punto de partida es garantizar que los riesgos climáticos están totalmente integrados en las normas prudenciales que regulan a los bancos, las aseguradoras, los fondos de pensiones y los mercados de capitales. Para ello, un grupo de 16 bancos centrales están aplicando pruebas de solvencia climática para evaluar la exposición del sector financiero a la transición y a los riesgos físicos. Además, los bancos centrales deben adoptar una política monetaria ecológica, pero no solo asegurándose de que los riesgos climáticos se incluyen en los programas de compras de activos. Por último, los bancos centrales son titulares de activos y, por tanto, pueden garantizar que sus carteras están alineadas con el Acuerdo de París en términos de neutralidad de emisiones para 2050.

P: ¿Cómo debería cambiar la financiación de los proyectos de energías renovables?

R: Las energías renovables ya no son una simple alternativa, son la llave para conseguir una nueva economía basada en la eficiencia energética y los controles inteligentes. Hasta ahora, se consideraba al sector del petróleo y el gas una fuente segura de dividendos para fondos de pensiones y compañías de seguros, pero esto tiene que sustituirse por planes de energías renovables a largo plazo que incluyan su correspondiente desarrollo tecnológico. La emisión de bonos verdes para estas energías está creciendo a pasos agigantados, y están emergiendo ideas que ayudan a reducir los costes para el despliegue de las infraestructuras renovables. El más reciente es el SDG de ENEL, que ha reducido en 15 puntos los intereses que solía pagar la empresa en comparación con un bono convencional. Actualmente, el gran reto es la falta de activos renovables de alta calidad que lleguen al mercado y satisfagan la demanda de los inversores de activos sostenibles.

P: ¿Cómo podemos asegurarnos de que una transición global a la financiación sostenible es justa tanto para consumidores como para comunidades de todo el mundo?

R: A medida que nos aventuramos al cambio, necesitamos asegurarnos de que tengan lugar todos los impactos positivos derivados de una economía basada en energías limpias, pero también de abordar todos los negativos con la suficiente antelación. El mayor miedo de los inversores es que haya activos bloqueados, o comunidades y trabajadores abandonados. Más de 150 inversores con un capital de 10 billones de dólares en activos apoyan que se realice una transición justa y que las empresas en las que han invertido lleven a cabo una acción climática inclusiva. Tanto los gobiernos como las empresas deberían hacer partícipes a las comunidades y trabajadores en sus planes de transición ecológica y centrar sus esfuerzos en reforzar los conocimientos y habilidades de sus empleados, así como en revitalizar las diferentes regiones. 

P: ¿Existen formas para que ciudadanos y consumidores puedan alentar a las empresas financieras e inversoras para que se lleve a cabo más deprisa la transición a una financiación sostenible?

R: Lo que es verdaderamente llamativo es que los ciudadanos, como consumidores e inversores, señalan que quieren que su dinero tenga un impacto positivo en la construcción de un futuro mejor. Junto con la presión de los mercados y los mecanismos reguladores, esta creciente demanda está empujando a las mayores empresas de inversión del mundo a reajustar sus ofertas. Por otro lado, la población quiere formar parte del cambio y que este se lleve a cabo en sus lugares de residencia. Un ejemplo son los bonos verdes municipales, que ofrecen a la gente una forma de invertir sus ahorros en que se produzcan cambios en sus propias localidades.

"Las energías renovables son la llave para conseguir una nueva economía"
P: ¿Crees que los estímulos que necesitaremos para impulsar la economía cuando acabe la crisis del Coronavirus pueden ser una oportunidad para avanzar más rápido en los objetivos del Acuerdo de París?

R: Esta crisis ha puesto sobre la mesa la necesidad de construir una economía que sea resistente a pandemias u otras amenazas como la pérdida de la biodiversidad o el cambio climático. La forma en la que decidamos salir de ella determinará el camino a seguir durante la próxima década, y cada vez hay más gente de acuerdo en que los paquetes de recuperación sostenible son la mejor forma de crear empleos y revivir economías al mismo tiempo que alcanzamos nuestros objetivos medioambientales. Los ministerios de economía, bancos centrales e inversores señalan que este es el camino a seguir, aunque la siguiente tarea será convertir estas intenciones en hechos, por ejemplo, con una emisión considerable de bonos soberanos verdes que impulsen la recuperación.

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